El sector de cruceros tiene una contribución directa a la economía española de 1.500 millones de euros y da empleo a más de 31.000 personas, según nos indica Álvaro Rodríguez Dapena, presidente de Puertos del Estado. Por su parte, Jesús García Laguna, editor jefe en Cruceroadicto.com y coordinador de FITUR Cruises (el espacio de FITUR especializado en este segmento turístico) señala que en 2023 se esperan más de 30 millones de cruceristas en el mundo.
Dos barcos de cruceros en un puerto de España
En 2019 los puertos españoles recibieron más de 10,6 millones de cruceristas y cerca de 4.300 buques de crucero, cifras que han convertido a España en un destino de referencia, en concreto, en el segundo país europeo en tráfico de cruceros, según nos explica Álvaro Rodríguez Dapena, presidente de Puertos del Estado. “El parón de la movilidad de personas derivado de la pandemia tuvo un fuerte impacto en este sector, y aunque en 2022 se superaron las cifras récord de 2019 en cuanto al número de buques de crucero, alcanzando los 4.525, no será hasta el final del presente ejercicio cuando, según nuestras previsiones, se alcance el nivel de la prepandemia en lo que se refiere a número de pasajeros”.
El tráfico de cruceros tiene una gran importancia para las Autoridades Portuarias principalmente por sus efectos para las economías locales y regionales. “En este sentido, cabe recordar que según los datos aportados por la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA), la contribución directa de este sector a la economía española se sitúa en torno a los 1.500 millones de euros en términos de valor añadido bruto, y da empleo directo a más de 31.000 personas”.
Rodríguez Dapena apunta que el impacto económico de los cruceros está muy ligado al sector del turismo, sector muy diversificado cuyo ámbito se extiende más allá del sol y la playa como estandartes típicos de la oferta española. Así, “los turistas que llegan a España en un crucero, habitualmente, se marcan como principales objetivos conocer y visitar monumentos y lugares emblemáticos de las ciudades, así como el disfrute de actividades relacionadas con las tradiciones culturales, el folclore, la oferta culinaria, etc.”
En la actualidad, los puertos españoles “están volcados en la aplicación de un amplio abanico de medidas que redunden en beneficio de la sostenibilidad ambiental y la eficiencia energética, así como en la intensificando de las relaciones interadministrativas orientadas a favorecer la integración puerto-ciudad”. El tráfico de cruceros “es objeto preferente de estas medidas”, señala.
Pleno crecimiento
Jesús García Laguna, editor jefe en Cruceroadicto.com y coordinador de FITUR Cruises, nos explica que la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA) espera más de 30 millones de cruceristas en el mundo este 2023. “Aunque todavía minoritaria en el conjunto del turismo, es una opción vacacional en pleno crecimiento que por sus características contribuye notablemente en los países con puertos de cruceros”. Siendo el Mediterráneo una de las grandes regiones crucerísticas del mundo (la segunda tras el Caribe), “España tiene mucho que ganar con la llegada y la permanencia, cada vez más meses, de los barcos a sus puertos. Si a eso le sumamos la costa Atlántica y las Canarias, no hay duda que nuestro país tiene un gran potencial y atractivo en la industria de cruceros”.
García Laguna señala que Barcelona, uno de los seis puertos más importantes del mundo, y el resto del litoral español “registraron en el primer cuatrimestre de 2023 más de 2,7 millones de cruceristas (según Puertos del Estado), unos números que nos acercan mucho a los del 2019, donde se batió el récord”.
“Con flotas cada vez más sostenibles, eficientes sistemas de minimización de CO2, uso de combustibles más respetuoso como el gas licuado, y que pueden llegar a desconectar los motores en puerto (conectados a la red eléctrica), la llegada de las navieras a España trae muchos beneficios allí donde posicionan sus barcos”, asegura. El primero es que “un gran número de viajeros llegan a nuestras ciudades portuarias, ya sea para embarcar o como escala, y descubren el destino turístico que es España. Además, lo hacen en un itinerario que les permite ver en el mismo viaje diferentes partes del país. En gran porcentaje, un crucerista suele regresar a aquellos territorios que más le gustaron durante sus cruceros. No hay mejor promoción para presentar el atractivo turístico de España”.
Por otro lado, las propias ciudades, la industria turística local y la portuaria tienen una gran entrada económica de cada uno de los barcos que amarran. “Desde los hoteles que reciben al crucerista previo o posterior a embarcar, tours locales, restaurantes, transportes, hasta todos los servicios que el buque necesita en el propio puerto (abastecimiento, consignatarios). Esto significa miles de puestos de trabajo y familias que, directa o indirectamente, viven de la llegada de cruceros”.
El propio Puerto de Barcelona en un comunicado reciente ponía de manifiesto el aporte económico del turismo de cruceros: «son este tipo de pasajeros (los que inician o terminan su viaje en Barcelona) los que aportan mayor valor añadido de todos los cruceristas, dejando un gasto medio en la ciudad de 230 euros por persona y día, muy por delante de la media de gasto de los turistas en Barcelona, que es de 70 euros».